martes, 27 de enero de 2015

Y es así...

Vos y yo no hacemos el amor, vos y yo cogemos; tampoco es como que te despertás en la mañana y decís hoy voy a coger con Jorge, o como que yo me levante y piense hoy encuentro a Carla y cogemos, por que sabemos que ni vos ni yo planificamos el día.
Nunca entendí eso de, me había prometido a mi misma que esto no volvería a pasar" yo cada vez que pasa me prometo que si me das la oportunidad voy a intentar meterte en mi cama, o en el sillón, o la ducha, o la silla en el comedor de tus padres, siempre.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Naturalidad

La noticia del secuestro apareció en todos los diarios, los más sensacionalistas especulaban sobre las extrañas circunstancias que envolvían al caso.

- Mercedes, esta Cristina con vos?

- Ricardo, te pedí que no me llames más.

- Anoche me dijo Cristina que salía con vos, esta ahí?

- Cristina? No, no la veo desde el domingo

Cristina empezó un romance solo por venganza a una infidelidad de Ricardo, si bien, la mayor parte del tiempo encontraba aburrido a Jorge, le encantaba la sensación de peligro, de que los encuentren, ya que está casado con Cristina su amiga desde colegio y trabaja en la misma oficina que Ricardo.


Recorte del diario de la ciudad de Santa Esperanza:

La Sra. Cristina Jiménez, de 30 años, ex reina belleza, se encuentra extraviada desde el día de ayer, se presume que ha sido secuestrada, aunque ni la familia, ni la policía han querido confirmar este hecho, negando cualquier acceso a la prensa.


- Hola

- Ricardo soy yo, Cristina

- Cristina, donde estas…?

- Cristina ya no va a hablar más con vos, escúchame Ricardo, si quieres ver viva de nuevo a tu mujercita, vas a tener que pagar.

- Sabes con quien te estas metiendo no?

- 100.000 dólares, consíguelos para esta noche, te voy a volver a llamar.

No era precisamente infeliz en su matrimonio, se había casado tan joven, y su vida con Ricardo era lo único que conoció durante mucho tiempo, pero los constantes viajes y sus compromisos políticos permitieron que Cristina se diera sus “aventuras, como le gustaba llamar a sus escapadas, que en un principio empezaron con inocentes visitas a pueblos cercanos o caravanas en motocicletas con los amigos.

El fastidio que empezara a producirle la ausencia de su marido, hicieron que las inocentes aventuras se convirtieran en algo más. Se calzaba unos jeans ajustados o alguna falda corta y sabia que vaya donde vaya podía conseguir al hombre que quisiera, y finalmente lo hacía.

- Asegúrate que tenga la plata primero

- Vos o yo lo va a matar?

- Ya mi amor, solo que a ratos me pone medio nerviosa todo esto.

- Mañana a esta hora vamos a poder empezar nuestra nueva vida juntos.


Recorte de la sección policial, Diario de Santa Esperanza:

La policía ha informado la muerte de Ricardo Martínez, diputado nacional, quien fuera victimado de tres disparos a corta distancia, al parecer en un enfrentamiento con los secuestradores de su esposa desaparecida días antes.


No recordaba como había llegado a ese bar de tan mala muerte, pero si recordaba la primera vez que lo vio, joven de cuerpo musculoso, y unos ojos claros que contrastaban con lo oscuro de su piel. Desde entonces no pudo negarse a nada que le pidiera, las humillaciones de su parte solo aumentaron su obsesión.

Pero los viajes de Ricardo no eran lo suficientemente largos, y el asco que le producía estar con él la habían vuelto distante, tal vez fue esto lo que hizo que acepte con tanta naturalidad la idea de asesinarlo.

Lejos de Casa

Una concurrida plaza fue el lugar elegido para mi pequeño experimento, elegí un banco del pasillo con más flujo de gente y me senté a esperar.

Con una sonrisa en el rostro, dirigí la mirada a los ojos de todo aquel con quien pude hacer contacto visual allí.

Pasaron algunos estudiantes que con curiosidad devolvían la mirada, confundidos, pero nada más.

Un par de ancianos que se encontraron con mi mirada, respondieron con una sonrisa a la mía.

En la primera hora, estimo que pasaron unas 150 personas, de las cuales obtuve simplemente unas cuantas miradas confusas, un par de sonrisas y varias miradas con cierto aire de enojo.

Ningún saludo.

Hasta el fin de la mañana, no variaron mucho los resultados, por lo que decidí dar por finalizado el juego.

Caminando de vuelta a casa, saludé al dueño de la tienda de la esquina y al portero del edificio.

Contesté el teléfono…

Hola

Daniel? – reconocí la voz, tragué el nudo y respiré profundo para evitar la lágrima.

Figuras

Él dio pasos lentos por el túnel que lleva a la arena, al entrar el público le aplaudió, el animal estaba inquieto, la gente festejó el primer pase.

Nunca la había fallado y era de sus suertes favoritas, ante la embestida del toro, movía el cuerpo, girando sobre una pierna y terminaba con una rodilla en la arena.


Todos corren de un lado a otro, lo normal para la inauguración y faltando tan pocos segundos para que se abra el telón, respiro profundo y tomo mi posición, se levanta el telón, la luz llena el escenario luego se va cerrando sobre mí.

A partir de ahora no existe nada más que mi historia, durante la siguiente hora me enamoraré, gozaré, sufriré y moriré.


La muerte siempre estuvo presente cada vez que salía a la arena, para vencerla tenía sus rituales, sus cábalas. Su historia la escribió con su muleta, verónicas y banderillas de a par, levantando los brazos completaba el arco con la espalda, las banderillas caían sobre el lomo del animal enterrándose, el público festejaba.


Las zapatillas hacen crujir la madera del escenario, plié, semiplié y los brazos del bailarín me elevan por los aires, el público en silencio, va desapareciendo hasta que quedo sola en mi historia. Y en está historia está él, varonil y caballeroso, me jura amor eterno.


El toro pasó demasiado cerca, él continuó con la faena como si nada hubiese pasado, con un par de suertes logró colocar al toro en posición para la estocada final, con la espada en la mano, esperaba la última embestida del animal.


Las familias se oponen a nuestro amor, siento la sombra de otra mujer, y me invade la duda, la muerte aparece como única salida.

En un descuido tomo el puñal de su cinturón, y lo escondo entre mi ropa, sintiendo el metal frío contra mi piel.


El golpe fue violento y lo sorprendió, todavía tenía la espada aunque ya casi sin fuerzas la dejó caer a la arena al mismo tiempo que sus rodillas cedían.

Alzó la mirada confusa, sin comprender que había pasado, buscó en vano al toro, sintió las manos húmedas de sangre.


Hundo el puñal en mi vientre con todas mis fuerzas, y caigo sobre escenario vacío, alguien encuentra mi cuerpo sin vida, se oyen llantos, arrepentimientos.

La luz va abandonando la escena, el último haz muere sobre mi cuerpo. Después solo hay oscuridad. El telón ha caído y el público aplaude.


El público comentaba que la herida del matador había sido de las peores vistas en esa arena. En el palco bajaron la bandera a media hasta, en señal de duelo.

Viviré y moriré en mi ley, solía decir, y ese fue su último pensamiento, no ha sentido nada, cerró los ojos por última vez, luego vendría la oscuridad.


Levantan el telón y salen los bailarines, hacen su venia y dan un paso atrás, camino erguida hasta el centro del escenario, el público continúa aplaudiendo, el director me entrega un ramo y da un paso hacia atrás también, quedo sola, en el centro, hago mi venia y me retiro, el público aplaude de pié, ha sido todo por hoy.

Ejercicio

Ejercicio mediante el cual con una frase dada, se debe crear un cuento corto de hasta 100 palabras.


No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento, tantos recuerdos se le vienen a la memoria. Si bien él era el menos indicado para aferrarse a cosas o casas, no pude evitar sentir esa tristeza, desde la calle miró una vez más la ventana del edificio y como arrastrado se fue alejando en el auto. Quien iba a creer que sería así el existir de un fantasma familiar.


No pude evitar mirar de reojo la puerta del apartamento, para cuando sonó el segundo golpe ya me había detenido completamente y empezaba a retroceder, por la puerta entreabierta distinguí dos siluetas, vi el rostro de una mujer maltratada, en su manó un revolver, él de rodillas pedía perdón por haberla golpeado, ambos volcaron a verme cuando abrí la puerta, pero dos segundos bastaron para que lo comprenda, agaché la cabeza dí media vuelta y seguí caminando, luego se oyó el disparo.