lunes, 7 de julio de 2008

al final

Se despertó con la certidumbre de tener sus horas contadas, tan seguro estaba que ese día se dedicó a descontar las horas.

Desayuno entre las 12 y las 11:30.

Luego de una ducha 10:45 a 10:25 se enfundó en el único traje formal que tenía, y se dirigió al banco y a la oficina de su abogado.

Lamentó ocupar casi 2 de sus últimas horas en trámites legales, pero estaba decidido a evitarle estos sinsabores a su amada futura viuda.

El almuerzo ocupó las horas 8:20 a 7:00 amenizada con una agradable charla de sobremesa, que alternó entre deportes, música y cine.

Las horas 6, 5 y 4 las pasó visitando a familiares, amigos y lugares a modo de despedida.

De hora 4 a 3 escribió una extensa y amorosa carta a su esposa, declarándose satisfecho por la vida que tuvo y agradecido por la compañía y el amor que ella le había brindado.

Una larga conversación con su hijo acompaño el café de la siesta.

Y a ha 1 hora de partir, decidió hacer el amor con su esposa.Faltando 10 minutos para su partida, se dirigió a la sala, se acomodó en el mismo lugar donde miraba deportes cada noche, ordenó y colocó a su lado la carta y los documentos, respiró profundo, y sin ninguna causa aparente, salvo la certeza de que su hora había llegado, murió.

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