martes, 27 de noviembre de 2007

ASESINO EN SERIO O COMO PERDI UN AMOR

Mi objetivo, mi meta trazada desde que comparto el lecho con ella, era poseerla, tenerla para mi, así egoísta y exclusivamente mía, y la única forma de lograrlo, era matándola.

Fueron meses de dudas, fueron noches enteras de contemplar mis opciones, sabía que era cuestión de tiempo, que al final se daría cuenta de que no soy tan maravilloso como ella creía, era una ineludible verdad, en algún momento se desencantaría, y empezaría a perderla, empezaría a alejarse.

Nos habíamos jurado amor, nos habíamos entregado totalmente, y habíamos prometido no vivir sin el otro, y sabía que en algún momento ella no cumpliría con esta promesa, que llegaría un punto en que mis defectos a flor de piel la cansarían.

Todo lo planeé cuidando hasta el mínimo detalle, esa noche saldríamos a cenar luego tomaríamos un par de cervezas en algún boliche del boulevard luego ya en casa, y buscando sorprenderla, lograría por fin el tenerla para siempre.

Cambie la soga del tendedero por un cordón de terciopelo, ya que así lastimaría menos su cuello.

La noche empezó como lo había planeado, la cena estuvo bien, excepto por sus constantes ataques de tos, que interrumpieron, pero no lograron evitar que disfrutemos de una deliciosa comida y un sabroso vino.

Pospusimos las cervezas ya que la tos persistente se hacía presente en lapsos cada vez menores, A fin de continuar con el plan, le sugerí ir a casa, y dejar que descance unos minutos, para luego continuar con lo planeado.

Pareció dormirse, los minutos se multiplicaron, las horas llegaron y el lograr que vuelva en sí se volvió imposible, había muerto, se había escapado antes de que pudiera hacerla mía.

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