lunes, 26 de noviembre de 2007

ASESINO EN SERIO



Al final había decidido que el sorprenderla por detrás con la soga del tendedero, aunque la sacamos la semana pasada, estoy seguro que anda botada en alguno de los cuartos.


Desistí de las armas de fuego, ya que siempre he tenido cierta aversión a las armas de fuego, aunque el sonido de la palabra revólver siempre me provoca a repetirla, una y otra vez, revólver, a pesar de que la idea de uno en mis manos me revolvía el estómago.


También dejé de lado la idea del cuchillo, ya que hasta ahora mi única habilidad con este es el cortar verdura para la comida, y que a pesar de revisar viejo textos de anatomía, buscando la posibilidad de una estocada mortal, desistí por lo sucio que resultaría este método, y el tedioso trabajo de limpieza que implicaría una vez concluido.
L


a química y los venenos fueron mi siguiente opción, atraído ante la posibilidad de la preparación de recetas caceras capaces de hacer el trabajo silenciosa y rápidamente. Utilizado por lo menos literariamente para separar (o unir eternamente) amantes, o vengar reyes shakesperianos, abrieron un nuevo abanico de posibilidades, pero me pareció demasiado impersonal.

Los viejos libros de historia, me introdujeron a todo un mundo de sadismo y dolor, al revisar el periodo de la inquisición, quedé impresionado con las técnicas “divinas” utilizadas en su momento para arrancar confesiones, pero todo esto me alejaba de mi objetivo…

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