sábado, 19 de abril de 2008

De La ciudad sin Ley 2

Yo Renegón escribe:

Hoy salí a almorzar por el centro, ya que trabajo a media cuadra de la plaza, para mi desgracia, fue salir a renegar, salgo a la calle, y veo que desde la vereda de en frente un muchacho de unos 18, 19 años cruza la calle, linda sorpresa cuando a mitad de su recorrido, y toda vez terminado el refresco que bebía en vaso desechable, decide botarlo ahí mismo, en media calle, siendo que, en la vereda que se encontraba ya a 4 pasos de él, y en la misma dirección en la que caminaba, se encuentra un basurero.

Sería algo de alivio el decir que esta es una actitud de algunos jóvenes, pero es generalizada, es una pena ver por ejemplo a adultos, que van caminando por la calle acompañados de sus hijos pequeños, terminan de comer o beber lo que sea y botan papeles, vasos, etc. en la calle, dando esté triste ejemplo a los menores, los cuales con toda la naturalidad del mundo, dejarán su basura donde sea, por que así lo aprendieron. Es cierto que no hay suficientes basureros ni si quiera dentro del casco viejo, pero no es excusa, basta caminar media cuadra con tu vaso o papel hasta el basurero más cercano.

Segunda al hilo; llego a la plaza y cuando me dispongo a doblar por una de sus esquinas, una señora que cruzaba en diagonal la plaza, decide acortar camino por el césped, me llamó la atención ya que casi me choca, vuelco por que había una gendarme al lado para ver si en último caso la miraba feo, pero ella se limitó a inflar un globo con su chicle y seguir meditando sobre la inmortalidad del cangrejo.

Tercera pal cierre de lujo, una camioneta , estacionada a mitad de la calle bolívar a media cuadra de la plaza, con un adolecente adentro esperando, cuando la gente de la alcaldía le solicita que muevan el vehículo, este le indica que ya viene el conductor, el cual era otro niño adolecente premilitar (por el uniforme lo supongo) que parqueó su movilidad en media calle para poder hacerse lustrar las botas, al ser solicitado para mover el vehículo, este gesticuló de muy desganada manera un esperá, que todavía no termino las botas…
Y así se quedaron los 4, 5 minutos que tardo el lustrabotas en terminar el lustre, mientras que los representantes de la alcaldía, con su letrerito de infractor en mano, veían como este crío se burlaba de ellos.

La comida no me cayó mal gracias al antiácido que me tomé encima, pero el amargo de boca del nomeimportismo de la gente, no se me pasa…

Saludos

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